Si no conoces Flatland, creo que deberías asomar tu curiosidad por ese mundo maravilloso donde Edwin Abbot nos presenta aun cuadrado que vivía en un universo bidimensional en el que un día hace acto de presencia una esfera. Esta esfera le explica al cuadrado que hay una dimensión más, algo que el cuadrado no concibe hasta que es capaz de ver por símismo… lo que ocurre entre medias se lo dejamos a tu curiosidad.
Con permiso del señor Abbot, vamos autilizar su mundo bidimensional para buscar analogías con el mundo empresarial actual. En este mundo de dos dimensiones en el que vivimos, no es necesario incorporar nuevas para incrementar la complejidad; con las formas geométricas existentes, nos valemos para complicar hasta el extremo las cosas.
En nuestro mundo, los círculos son las personas, y sus puestos de trabajo vienen representados por cuadrados. Cuando te incorporas en una organización, tú, círculo, estás circunscrito a un cuadrado. Ese cuadrado fija los límites de lo que se espera de ti. Son el principio y el fin de tu trabajo, las líneas que marcan hasta dónde puedes llegar. Todo lo que queda fuera del cuadrado no existe, simplemente no importa. Y ese “no importa” tiene múltiples lecturas pero todas ellas llevan a un lugar común en el mundo empresarial: cantidades ingentes de humanidad desperdiciadas por estar simplemente fuera de los cuadrados asignados desde el mismo momento de la incorporación.
Todas esas intersecciones desperdiciadas representan aristas que generalmente ocultan activos de gran valor para las compañías: la creatividad, la pasión, la motivación, vocaciones, intereses,... y muchas cosas más que tienen un valor incalculable… bueno, hasta ahora eran incalculables. A día de hoy, nos encontramos en disposición de poder calcular este valor en millones de euros… y te podemos asegurar que el coste de ese activo desperdiciado no es bajo.
A las organizaciones, les cuesta mucho analizar todo el potencial que existen fuera del cuadrado, porque las combinaciones son casi infinitas: tantas como personas trabajan en la compañía.
Desde DATHUM, te ayudamos a explorar todas esas áreas, a ponerles nombre. Pero, sobre todo, a adaptar los cuadrados a los círculos, conseguir que ambas formas coincidan, para que el desempeño sea óptimo y actives todo el talento de tu organización.